Babel – Parte 3 “No mires atrás”

El primero en tratar de ir por las cartas fue el Viejo, por su parte Mario no había vuelto a moverse desde la salida de Tony, solo miraba su brazo y aquellas marcas de agujas ¿Realmente he sido yo? Se preguntaba, no recordaba nada de lo ocurrido, pero ello no evitaba dar rienda a su imaginación y junto con las visiones llegaba el dolor del acero penetrar en su piel mientras un líquido ardiente recorría su venas, fue entonces que la joven se acercó a él. Mesera: ¿Te encuentras bien? – dijo bastante preocupada, era la tercera vez que intentaba llamar su atención pero él no había podido escucharla. Estaba sudando frío, las manos le temblaban, el ardor en su interior hacía que incluso respirar fuese doloroso. Mario: A…- intentaba decir algo, pero las palabras no salían de su boca, tenía la garganta sumamente seca- agua- rogó él señalando su garganta. La joven fue a traerle un poco pero los caños estaban secos así que comenzó a buscar en la cocina. En tanto el Viejo había comenzado a analizar las cartas sobre la mesa, a nivel estéticos aquellas cartas eran piezas de arte, dibujadas a mano y pintadas con trazos perfectos, comenzó a nombrarlas una a una L’Impréatrice (La Emperatriz), Le Chariot (El Carro) y La Maison Dieu (La Torre). También había notado algo raro que prefirió no compartir con los otros, las cartas estaban puestas de izquierda a derecha en el orden nombrado por aquel espectro; sin embargo, la posición en las que las había encontrado era sumamente extraña. La Emperatriz estaba boca abajo, Notó que El Carro, si lo comparaba con la posición de las otras cartas, aparentemente estaba de cabeza. Finalmente la carta de La Torre era la única que parecería perfectamente normal o eso creyó al principio, la textura de la carta era diferente a las otras, su material era ligeramente más delgado, sus colores se estaban despintando sobre todo en el nombre del cual había comenzado a borrarse algunas letras de Dieu siendo la última prácticamente blanca dejando solo el contorno en el que fue dibujada, aun así seguía siendo una pieza de arte. Entonces algo golpeó las rejas de la ventana. El Viejo dio un salto hacia atrás, uno de los espectros había logrado acercarse lo suficiente, tenía una barba blanca y el aspecto de no haber comido en semanas, su piel y esqueleto eran casi uno mismo, sus ojos infundían un aura caótica, violencia y desesperación, miraba fijamente al Viejo y de pronto soltó un grito que hizo parpadear las luces y encendió el radio a un nivel de estática que hizo retumbar los vidrios del lugar. Podo después no tardó en retroceder dejando un rastro de humor blanco, era como si aquel lugar estuviese protegido contra aquellos seres pero el caos no se hizo esperar mucho más… La puerta se abrió una vez más, no había nadie ahí pero la campanilla volvió a sonar, alguien estaba en la cocina, las flamas se encendieron casi hasta llegar al techo y segundos más tarde se apagaron por sí solas, la primera en acercarse a ver fue la mesera quien fue recibido por una taza que fue directo hacia ella, logró cubrirse el rostro justo a tiempo pero solo causó más daño en sus ya lastimadas manos, afortunadamente sus improvisados vendajes la protegieron de posibles cortes. Por desgracia no fue lo último que le lanzaron, vasos, más tazas, cubiertos, si bien atinó a cubrir su rostro los objetivos habían comenzado a causar daño en otras partes de su cuerpo. Mario, quien había permanecido prácticamente inmóvil desde la salida de Tony, fue en su ayuda y escudado con una bandeja de comida cubrió la retirada de ambos. El ataque era contra ella lo cual solo podía significar una cosa. Mesera: Es mi tuno- dijo con voz frágil. Espectro: Oh, sí que lo es- no era Héctor, pero habría preferido que se tratase de él, era una mujer y debía ser casi de su misma edad, estaba justo Mesera, quien no era capaz de voltear a darle cara, pero Mario si logró verla, al igual que Tony, usaba un traje rojo pero a diferencia del primero su máscara era la de un Cordero al igual que los símbolos en sus mangas. Al no ver respuesta por parte de la mesera dirigió su atención a Mario- Siéntate- ordenó con voz pasiva pero al no ver obediencia buscó otros métodos – ¡Siéntate!- rugió mientras ponía un cuchillo en el estómago de la mesera, él no tardó en obedecer pero su amiga aún seguía en chock- Hola cariño, espero no te moleste el desorden, sé que estás acostumbrada a recoger los trastos, solo quería hacerte sentir en casa- ella no respondió y frustrada por su reacción le hizó un ligero corte en el cuello que la hizo reaccionar, luego la empujó a un lado haciéndola caer sobre las tazas y vasos que acababa de romper, soltó una queja y permaneció inmóvil para no lastimarse aún más. Mesera: Estoy bien- dijo ella mirando a Mario quien estaba a punto de ponerse de pie- esto no es nada- a diferencia de Mario, ella recordaba lo que la había llevado ahí, sabía perfectamente quien estaba bajo esa máscara. Mario: No, no lo estás- se puso de pie y un cuchillo se clavó en la mesa junto con su mano, había sido el cardero. Espectro: Si retiras ese cuchillo antes de que yo salga por esa puerta te juro que arderás junto a este lugar. Viejo: Dinos lo que tengas que decir y márchate- entonces el espectro miró las cartas que aquel hombre tenía en su mano. Espectro: Vea que intentas descifrarlo, pero la verdad es que no eres tan listo como crees. Te propongo algo si cierras la boca hasta que salga de aquí te diré cuál es el espectro. Viejo:…- estuvo a punto de hablar acerca de las reglas pero lo cierto era que solo pedían hallar al espectro, no explicaban la forma en la que debían hacerlo, además se haber dicho alguna palabra en ese entonces ella ya no hablaría. Espectro: O tal vez sí- dijo ella y luego volvió su atención hacia la mesera quien luchaba contra el dolor de los pedazos rotos bajo ella- De pie, esta vez no seré yo quien narre lo ocurrido, lo harás tu usurpadora ¿por qué no comienzas contándoles acerca de Héctor? Estoy segura que te traerá húmedos y sangrientos recuerdos… La mesara se incorporó como pudo pero le llevo un tiempo poder hablar, sabía que si empezaba de inmediato su voz temblaría, debía ser firme con sus palabras, debía afrontar lo que hizo, tras la máscara estaba aquella quien una vez fue su mejor amiga, supo el tormento al que la había condenado y solo sintió asco de sí misma. Las palabras por fin salieron como escupiendo el veneno de una herida mientras una garra en su vientre comenzó a rasgar hacia afuera, como en los sueños que tuvo cada noche durante un mes luego de practicarse aquel aborto, pero esta vez el dolor no se iría al despertar. “Conocí a Héctor en mi fiesta de 16 ¿Qué cómo llegó ahí? Nunca lo sabré, no se sorprendería el que se haya colado. Al principio sus palabras eran miel, caricias suaves, la primera impresión que me dio fue tal que lo llamé a la noche siguiente, hablamos durante horas, esa y toda las siguientes. Las conversaciones solo alimentaban más el deseo de vernos, estuve tan engatusada que no pude ver más allá. Cuando volvimos a vernos fue un sueño, sus palabras dulces y caricias cada vez menos inocentes. Él era mayor que yo, sabía que no nos dejarían estar juntos, pero luego de un mes de haberme hecho su mujer… mis padres no tardaron en reprobar nuestra relación, así que hui con él y las cosas fueron bien por un tiempo. Resulta que su dinero no lo ganó en base a trabajo, pero eso no fue lo único que descubrí de él… supongo que fui tan ingenua en esos días que en parte soy también responsable por perdonarlo una y otra y otra vez durante casi un año. Una vez me dio tal golpiza que mi sangre logró asustarlo, tuvo que llevarme al hospital, en toda nuestra relación jamás había visto el temor en sus ojos como esa noche, como si en el charco de sangre se pudiese ver reflejado, no como él era sino como yo lo veía. Fue una o varias noches en el hospital, la verdad es que no logro recordar todo, estuvo inconsciente la mayor parte del tiempo, era como me mantuviesen sedada, tuve que fingir estar dormida para que poco a poco fuesen bajando la dosis lo suficiente para poder salir de mi habitación, encontré un teléfono en el pasillo y por fortuna le quedaban algunas monedas, llamé a la única persona que vendría en mi ayuda pero cuando estuve por revelar mi ubicación un hombre, que supongo era doctor, cortó la llamada y me pidió que volviera a mi habitación, pese a tratarse de una petición lo sentí como una amenaza, cuando traté de explicarle quien era y pedir ayudar rápidamente llamó a enfermeros para volver a someterme, esta vez habían usado correas para mantenerme sujeta. Pasaron los días, pensé que nunca saldría de ahí… Suena de alarma contra incendios, o eso parecía, momentos antes de aplicarle a July su próxima dosis de tranquilizante; sin embargo, el pánico hace correr al personal médico quien al verla como una carga o tener otras prioridades en mente la dejaron ahí. Al haber dejado la puerta abierta ve a más gente correr en una misma dirección, se percata de que casi en su totalidad se trata de hombres, las pocas mujeres que vio iban con jeringas en mano mientras que los hombres no tan grandes llevaban chalecos muy extraños, eran camisas de fuerza, sabía donde estaba, no era un hospital, rogó por ayuda pero nadie miraba si quiera su habitación, entonces ella entró por su puerta vestida como una de las enfermeras. Claudia: ¿July? ¿Puedes oírme? – Pese a que no le habían administrado la última dosis se sentía débil y atontad- Clauida soltó las correas en segundos y le ayudó a sentarse- ¿Puedes caminar?- July no era capaz de decir nada pero si de moverse, si ella le ayudaba. No tardó en sacarla de la habitación, pero aún debían burlar a los guardias de la entrada. July no estuvo del todo consciente la mayoría del tiempo, muchos recuerdos de su escape aún estaban borrosos como si la peor borrachera de su vida fuese al mismo tiempo que su resaca, jaquecas, vista doble y algo parecido a un agujero en su estómago producto del hambre, y nada de eso importaba solo que por fin estaba a salvo. La llevó en auto a un hotel, llevó unas horas en dejar que los calmantes salieran de su cuerpo, para cuando recuperó la razón despertó con mucho apetito y acabó con tres desayunos continentales mientras Claudia aguardaba el momento para hablar con ella, finalmente fue July quien actuó primero. July: La verdad no sé si estoy del todo segura si ya hice esto pero…gracias- unas lágrimas se asomaron por sus ojos pero solo le llevó unos segundos recuperarse. Seguramente Claudia tenía preguntas pero July también la primera y más importante – ¿Cómo me encontraste? Clauida: Eso fue sencillo, lo difícil fue sacarte. Cuando llamaste, ni tu misma sabías en que hospital te encontrabas, tuve que ir a todos los de la ciudad, pero no tuve suerte. Seguí a Héctor por un tiempo pensando que llegaría a visitarte, pero solo me llevó a lugares degradantes, pero en el proceso oí cosas, cosas como que te practicaste un aborto a ti misma, algún médico debía haberte atendido antes de enviarte a ese asilo, así que me metí a los archivos del San Sebastian, era el más cercano y si algo te había ocurrido en tu departamento debían haberte llevado ahí según el protocolo, entonces vi la orden de transferencia al asilo. July: Sigo sin entender cómo pudiste sacarme de ahí. Claudia: Me hice pasar por enfermera, alteré algunos medicamentes y varios pacientes tuvieron un ataque de ansiedad y rabia, en poco tiempo hubo una pelea que alteró a todos los del patio, además olvidé cerrar con llave algunas puertas, para cuando se den cuenta de que te has ido estaremos en otro condado- July siempre admiró a Claudia, era tan lista y valiente, se haber sido más como ella seguramente habría acabado en un lugar mejor- Necesito que te recuperes, nos iremos mañana. July: ¿Irnos del condado? Debería ir a la policía por lo que él me hizo. Claudia: July, necesito que me escuches con mucha atención. Estuviste internada en ese asilo 2 semanas, cuando me infiltré tuve acceso a historial médico, tuviste un aborto…-luego de eso hubo una muy clara, concisa y delicada explicación de lo que había sucedido con ella desde su llegada al hospital hasta su salida de asilo, Claudia se había tomado el trabajo en escoger sus palabras y ensayarlo en su mente hasta el momento que July terminó de tomar su desayuno; sin embargo, luego de la palabra “aborto” todo quedó en blanco. “¿Yo siendo madre? ¿Cómo alguien como yo podría…? Y el padre… tendré que criarlo sola, yo seré… no, no, no lo seré. Jamás lo seré, jamás, jamás, jamás…”. Cuando vio que no reaccionaba Claudia puso una mano en la rodilla de July y su vista volvió al presente. Claudia: Escucha, llamé a mi médico de cabecera, José y Eli confían plenamente en él- July nunca habría adivinado que su mejor amiga era adoptada, tenía cierto parecido con sus padres pero al poco tiempo de conocer a July, no tardó en invitarla a una pijamada. Esa misma noche le preguntó porque siempre se refería a sus padres por su nombre a lo que la niña respondió en que ellos no eran sus padres, que su madre había muerto al nacer ella y que su padre estaba en algo muy parecido a una prisión donde murió durante un motín o eso oyó.- Quiero que él te revise, has tenido drogas en tu cuerpo por mucho tiempo, es necesario que alguien te revise. Intenta descansar hasta que llegue. July no dijo nada el resto de la tarde, Claudia por su lado no dejaba de ver su historial médico e insistió en que no debía verlo hasta que llegase el médico. El dolor de cabeza se fue reduciendo gradualmente, su vista ya era clara, cuanto al agujero en su estómago, se tapó con comida, ésta salió al poco tiempo y terminó en el inodoro. La televisión no lograba animarle ¿y cómo podría? Las noticias iban de mal en peor, al parecer se había perdido de mucho desde su internado. El teléfono sonó, recepción anunciaba la llegada del médico quien no era lo que July esperaba… Claudia: ¿Va a estar bien doctor? – preguntó la amiga tras ver como el viejo se sentaba en una de las camas y sacaba un encendedor de su bolsa. Doctor: Debería visitar un hospital- un diagnóstico bastante mediocre que incomodó a las dos pero Claudia fue la primera en hacerlo notar. Claudia: Creo que por lo que pagamos puede darnos un mejor diagnóstico ¿puede atenderla aquí sí o no? Doctor: Eso he estado haciendo- sacó unos cigarrillos y antes de encender el propio le ofreció alguno a la pareja, pero ninguna lo creyó apropiado y una vez más fue Clauida quien sacó cara por ambas. Claudia Guarde eso, le hará mal a ella. Doctor: No tanto como atenderse en un motel en vez de un hospital- encendió su cigarrillo y tuvo la delicadeza de botar el humor lejos de ambas- Ya terminé de colocarle los parches, me llevaré estás muestras de sangre para hacer los análisis en mi laboratorio, llamaré esta noche para dar los resultados. Tú, debe reposar y tomar los medicamentos que dejé indicados porque corres un alto riesgo de infección- siguió fumando y July se preguntó si aún conservaba su licencia de doctor o practicaba extracción de órganos por las noches. Doctor: Nadie más se tomará la molestia de venir hasta aquí, antes de atenderla tengo que tener una conversión con ella en privado. July: Está bien doctor, lo que tenga que decirme, quisiera afrontarlo junto con ella, es como mi hermana. Doctor: Sí, noté bastante parecido entre ustedes – mientras seguía fumando – el daño que recibió por la golpiza comprometió algunos órganos internos, no puedo asegurar nada sin el equipo médico adecuado, pero me temo que no volverá a quedar embarazada otra vez. Claudia: Ya terminó. Ahora por favor salga de aquí. Doctor: Como gusten, mi trabajo aquí está hecho- se fue casi de mala gana, pero comprendía la gravedad del tema y era consciente de que la situación actual de ella podría ser diferente en un hospital. Clauida lo acompañó y aprovechando la oportunidad July tomó su historial médico escondido bajo la almohada de Claudia y se encerró junto con éste en el baño. Claudia: Escúchame, esto no tiene que ser así, buscaré a otro doctor ¿qué puede saber un médico de pueblo como ese? – cuando se giró vio que se almohada estaba movida, a esas alturas July estaba leyendo lo que el médico acaba de decirle. July se dejó caer dando la espalda a la puerta dejando su historial regado en el suelo, solo quería estar sola, un concepto que su mejor amiga no podía entender. Claudia: Te juro que él va a pagar por todo lo que te ha hecho, pero por ahora solo debes pensar en sanar. Luego de eso podremos irnos lejos de aquí, abre esa puerta por favor….- pero cuando escuchó las lágrimas solo atinó en descostarse al otro lado de la puerta y esperar. Cuando por fin July salió de la habitación Claudia se había quedado dormida, nuevamente tenía hambre así que salió a comprar algo que comer pero ya era demasiado tarde, no quedaba nadie en recepción y tal fue su hambre que se metió a la cocina a buscar algo, no eran más de las 10 por lo que le pareció extraño no ver a nadie más desde que salió de la habitación, al volver a recepción vio algo que la paralizó en el acto, tocando la campanilla desesperadamente y golpeando la mesa estaba Héctor, para su suerte el recepcionista había regresado del baño y llamó su atención a otra parte lo cual aprovechó ella para esconderse. Héctor: Busco a esta mujer- dijo mientras le enseñaba una foto Recepcionista: No, no la he visto- dijo él sin interés y casi sin ver la foto, sabía perfectamente de quien se trataba, pero de solo conocer a Héctor sabía que no traía nada bueno entre manos. Héctor: Mira de nuevo – esta vez extendió la foto esperando que la tomase, el empleado cayó en su juego y cuando extendió su mano para tomar la foto Héctor tomó su mano con la que tenía libre y apretó con fuerza, lejos de terminar dejó la foto a un lado y le rompió un dedo, el empleado gritó y sin darle tiempo de cambiar su respuesta pasó al siguiente, pero sin siquiera terminar de gritar por el último le siguió otro más- Creo que deberías ver más de cerca – lo sujetó de la cabeza y le rompió la nariz contra la barra, le siguió su boca al punto de aflojarle algunos dientes, su boca sangraba- Ahora escúchame ¿la has visto o no?- el empleado solo movió la cabeza- ¿sigue aquí?- él ya no dijo nada solo señaló un número, su habitación, Héctor tomó la llave de repuesto y salió a buscar a su novia. July quiso correr para prevenir Claudia, pero sus piernas no respondían, cuando salió de su escondite encontró al recepcionista tumbado en el suelo sin conocimiento, pudo ver a lo lejos como se cerraba la puerta de su habitación, casi no podía moverse, no podía hablar, pero empezó a caminar hacia ella sin saber lo que le aguardaba… Héctor: ¿Dónde está? – dijo seco y con calma, nada más le importaba. El ruido que hizo al tumbar la puerta la despertó, no con suficiente tiempo para salir de ahí, tampoco tenía con qué defenderse, solo le quedaba plantarle cara. Claudia: A mí no me asustas ¿crees que puedes ir a donde sea golpeando gente sin que nada te pase? Los que son como tú no duran mucho Héctor: Más que ustedes- ella le dio una bofetada que resonó en toda la habitación y haciendo caer al suelo sus lentes oscuros. Claudia: ¿Te crees tan malo? He visto cosas que cosas 10 veces peores que tú, ya no quedan muchas cosas en este mundo a las que me hagan temblar- pero lejos de mostrar dolor antes lo ocurrido solo sonrió, y el temor invadió a Clauida, era cierto, desde muy joven con su verdadera familia había visto un infierno en la tierra, pero había una distancia enorme entre verlo y entrar en él y ella estaba a punto de conocerla. Héctor: No es miedo lo que quiero de ti – July una vez más estaba al otro lado de la puerta inmóvil, Héctor no contento con haber arruinado su vida, también debía llevarse lo mejor. Claudia: No, eso no, por favor, eso no…. NO…NOOO….NOOOOOO – horrorizada, una y otra vez por un largo tiempo…. De vuelta al presente… July: Pude haber entrado por esa puerta o buscar ayuda, tantas cosas que pude hacer en ese momento y no lo hice. Me congelé frente a la puerta mientras oía como abusaba de ella… cuando por fin reaccioné estaba en el auto, volví a escapar y esta vez llegué hasta aquí. Cordero: ¡No tienes ni puta idea de lo que pasé ahí! Pensando que en cualquier momento entrarías por esa puerta, que haría lo que yo hice por ti tantas veces, pero fue inútil. July: ¡Lo lamento! Si tan solo pudiera quitarte ese dolor Cordero: Lo harás – dijo el cordero quitándose finalmente su máscara, asegurándose de que solo July viese su rostro, el cual estaba tan golpeado que era prácticamente irreconocible, de no ser por el hecho de que recordaba su voz nunca habría sabido de quien se trataba. Miró a July a los ojos, estos comenzaron a arder y de pronto se encontró en esa habitación del motel, Héctor entraba por la puerta, lo enfrentaba como tantas otras veces que quiso hacerlo, pero cualquier acto de valor solo traía un castigo multiplicado por cien, eso fue lo que Claudia descubrió esa noche y ahora July podía verlo a través de sus ojos, cuando July empezó a gritar el Cordero supo que su trabajo había terminado, dejó una carpeta sobre la mesa y comenzó su retirada. Claudia caminó hacia la salida y mientras lo hacía dejaba un rastro de sangre a su paso, provenía de su sexo, cuando estuvo a punto de salir de la cafetería el Viejo dio un golpe en la mesa e hizo girar al cordero, cumplió las reglas, merecía una respuesta ¿quién era el espectro? Ciertamente ella no esperaba que el viejo cumpliese la condición a la perfección, cualquier otro la habría retenido por acción refleja al verla cruzar esa puerta con al menos un “¡Alto!” pero no él, quizá después de todo sí era tan listo como pretendía ser. Claudia miró a aquel hombre y señaló al espectro sin apartar la vista de él, de rodillas en el piso y con lágrimas de sangre en sus ojos estaba July, quien, lo creyese o no, estaba segura de que merecía arder por la eternidad.
Comparte esta historia en tus redes sociales
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter
Buffer this page
Buffer

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *