A un lado de la carretera hay una café que suelen visitar los viajeros que se encuentran de camino a la ciudad de Corvis. Durante el día es un lugar familiar, algunos camioneros descansando, buena música en la rocola, comida caliente, excelentes desayunos y muy buenas propinas. Tiene un muy estilo retro, incluso para la época, los artefactos, incluyendo cocinas, teléfonos de los años 20, un sistema de luces de neón cuyas letras fallan dependiendo del clima, “ABEL” era lo que decía en las noches de tormenta. Para los visitantes todos estos detalles lo vuelven un lugar más acogedor, como una máquina del tiempo, para los que trabajan ahí solo hace su trabajo más difícil, las cosas tardan más en cocinarse, la música de la jukebox es tan antigua que algunos prefieren el silencio, la radio no era una opción pues solo captaba estática la mayoría del tiempo, exceptuando la central de noticias. Por fuera, el lugar ha sido restaurado más de 3 veces, aunque la pintura siempre logra rejuvenecerlo, los barrotes que colocaron en puertas y ventanas le dan un aire un tanto hostil y, debido a que a lo largo del tiempo han tenido que tratar con clientes indeseables, nadie se ha atrevido a retirarlos. Pero lo que vuelve al café Babel tan especial son las cosas que suceden en el último turno, a altas horas de la noche, cosas que han hecho que los locales supersticiosos lo eviten a toda costa cuando se oculta el sol. Los que trabajan ahí por otra parte, no suelen tener tanta suerte…
Un Chofer poco afortunado entra a la
cafetería con su perro sujetado por una correa, la mesara lo ve….
Chofer: Buenas noches, necesito al mecánico, se quemaron los faros del auto y
no tengo repuestos, con esta tormenta…
Mesera: No se admiten animales en este establecimiento- cortó ella en cuanto
vio al animal, aunque el perro parecía tener miedo de entrar.
Chofer: Algo de compasión, la tormenta está empeorando.
Mesera: La tengo, puede quedarse en tu auto, no creo que al él la importen las
luces. Soy nueva aquí y si se enteran que dejé entrar un perro me correrán.
Chofer: Por favor, necesitamos un techo
Mesera: Y yo necesito el empleo.
Chofer: Por favor ¿Cómo podría enterarse?
Mesera: Esa cosa es 50% pelo y estoy segura de que no lo “sacarás” si tiene que
hacer. Solo déjalo en tu auto con las lunas cerradas y estará bien, pero si
tanto te preocupa puedes hacerle compañía.
Chofer: Pero es que…
Mesera: Mira, en serio es tierno que te preocupes tanto por él, en serio, pero
antes de encontrar este trabajo venía a buscar que comer entre sus sobras, así
que por favor, NO.
Chofer: Tú ganas- sacó al perro y regresó luego de un rato, lo dejó dentro del
auto como ella le había sugerido, tenía miedo de algo y no era a la tormenta,
el chofer pensó que su llanto se debía al haberlo dejado solo. Entró
nuevamente, esta vez sin decir nada hasta que tomo asiento. La mesera se acercó
para tomar su orden.
Mesera: ¿puedo ofrecerte algo de tomar? ¿Té? ¿Café?
Chofer: ¿Qué tal algo de comer?- dio una mirada rápida al menú, las fotos
habían despertado su apetito- salchichas con huevos revueltos y tostadas con…
Mesera: El cocinero se fue hace más de 3 horas, pero puedo preparar un mixto a
la plancha por 20 dólares.
Chofer: ¡¿20?! – y aunque ella lo decía de lo más normal, el chofer se indignó-
La carta dice que está $ 5- agregó, recuperando la compostura.
Mesera: Oferta y demanda.
Chofer: ¿Tú jefe sabe que cobras adicional en este turno? ¿Qué pasó con todo
ese discurso de…?”
Mesera: “¿Cómo podría enterarse?” -citó ella- Salvo los que trabajamos aquí,
nadie pone un pie aquí dos veces. Además, mientras deje su parte en la cara
registradoras puedo asumir la diferencia como una muy generosa propina.
Chofer: Perdí el apetito, solo tráeme un café- dijo finalmente, con incomodidad
y hambre.
Mesera: A la orden- pero a ella no parecía importarle.
Mesera comenzó a preparar café mientras que el volumen de la radio había subido
lo suficiente para llamar la atención de los pocos presentes:
Radio: Un terrible choque se ha producido en el kilómetro 43 de la carrera Sur,
ha dejado a dos muertos y catorce heridos. El chofer que causó el impacto se
encontraba bajo los efectos- pero la estática no permitió oír el resto…
La mesera llevó el café, pero se detuvo primero junto al radio para bajar el
volumen, la estática era muy molesta.
Mesera: Aquí tiene.
EL Chofer lo probó, era amargo como le gustaba, además estaba caliente, añadió
azúcar y aprovechó en iniciar una conversación, después de todo la tormenta los
tendría encerrados un tiempo terriblemente largo, pese a una primera mala
impresión y a una segunda mucho peor, era mejor que un silencio incómodo.
Chofer: No hay mucha actividad a estas horas ¿verdad? ¿Ha venido alguien más?
Mesera: No suele haber mucho que hacer, pero el dueño insiste en que el lugar
debe abrir las 24 horas, dice que todos deben tener un lugar para sentarse a
tomar un café, un lugar donde detenerse antes de seguir adelante o de dar media
vuelta, años atrás tuvo un incidente con su familia, dijo que un lugar como
este los habría ayudado mucho en aquel entonces. Pero en fin, trabajo de
medianoche hasta que sale el sol, me pagan lo mismo que el turno diurno pero mi
único esfuerzo hasta ahora es permanecer despierta, el cocinero y todos los
demás trabajadores se van antes de las 12, en toda la noche solo he tenido 4
clientes, contándote a ti, la mitad se vieron obligados a comprar un mapa, lo
único que sé hacer es café.
Chofer: ¿No te da miedo? No todos los forasteros son tan amigables.
Mesera: No, además guardo una pistola tras la barra- sonriendo pero al ver que
el chofer comenzaba a preocuparse añadió- es broma- pero él no estaba
convencido al respecto así que prefirió cambiar el tema.
Chofer: ¿Soy el único que ha pasado por aquí esta noche?
Mesera: No el único, hace cuando inicié mi turno ya había un grupo de gente del
que solo quedó un anciano. Bastante introvertido, ha estado escribiendo desde
que llegó como si este lugar fuese una fuente gran inspiración- dijo con
sarcasmo- ya va por su tercera taza de café desde que empecé mi turno.
Chofer: ¿Un escritor? Que interesante- mira alrededor- ¿Dónde está?
La mesera señaló una mesa en el fondo con una máquina de escribir
Mesera: Está sentado justo ahí ¿no escuchas la máquina?
El Chofer contuvo la respiración y mira el asiento vacío.
Mesera: Es broma, debe haber ido al baño, tres tazas de café a esa edad no
tardan en surtir efecto.
Chofer: Vamos, no me vengas con estas cosas a estas horas y en medio de un
tormenta.
Mesera: Eres muy susceptible, pensé que un forastero se sentiría más valiente
en un pueblo tan pequeño como este. Tengo que mantenerme ocupada de alguna
forma, aun me aguardan 5 largas horas de trabajo y el otro no ha sido muy
comunicativo.
Chofer: No parece que nadie vaya a venir en un rato, mucho menos con esta
tormenta ¿Por qué no te sientas conmigo?
Mesera: No seas atrevido, estoy casada.
Chofer: ¿Felizmente casada?
Mesera: Idiota- luego ríe- Ok, no estoy casada, acepto un café, pero lo cargaré
a tu cuenta. Solo hasta que llegue alguien más.
Chofer: Trato ¿si pido un mixto para compartir lo dejas a precio real?
Mesera: Dos a mitad de precio, $ 20.
Chofer: Esperare al desayuno- dijo con resignación- Además, sabía que no eras
casada.
Mesera: ¿A no?
Chofer: No llevas una sortija en el dedo, no tienes rastros de haber llevado
una, calculo que tienes apenas edad suficiente para este trabajo o tal vez ni
la tengas. Estás acostumbrada a tratar con hombres difíciles por eso no tienes
problema con este turno, crees que es más fácil trabajar en una cafetería de
madrugada así que no te gusta demasiado la compañía de otros.
La mesera se sentó, estaba algo impresionada por su análisis.
Mesera: Así que eres listo ¿Qué más puedes saber de mí?
Chofer: No te gusta este trabajo, necesitabas el dinero.
Mesera: A nadie le gusta un trabajo como este.
Chofer: Aun así… podría haber escogido un turno mejor, yo creo que quieres
pasar desapercibida, una cara bonita en el turno de la mañana es muy fácil de
reconocer. Las marcas en tus brazos, podrían pasar como algunos golpes en el
trabajo, pero yo sé lo que son, tienen nombre y apellido, podría apostar a que
te fuiste de casa probablemente con algún novio chico malo, mayor que tú, las
cosas no salieron como quisiste y te sientes muy apenada de volver a casa.
Mesera: No tienes ni idea – fingiendo que no la importaba- ¿Qué hay de ti?
Viajero a altas horas de la noche en una cafetería a dos horas del pueblo más
cercano, a 6 si deseas dar marcha atrás, con un… perro ¿Qué eres exactamente?
Chofer: No me habría detenido si no hubiese una cafetería abierta a estas horas
de la noche, no hay nada extraño en mi decisión, lo extraño es la coincidencia,
solo bajé a tomar un café y dormir una pequeña siesta.
Mesera: Mejor mantén los ojos abiertos.
Chofer: En fin, hago de todo, me muevo de un condado a otro, hago trabajos que
nadie quiere.
Mesera: ¿Cómo éste?
Chofer: Peores.
Mesera: No pareces de los que permanecen mucho tiempo en un mismo lugar ¿alguna
vez dormiste más de un mes bajo un mismo techo?
Chofer: Por supuesto
Mesera: ¿En algo sin ruedas?
Chofer: Golpe bajo- pero rio- Esta noche es especial, no puedo seguir circulando
en esta tormenta sin los faros, tendré que estar aquí hasta que salga el sol o
pase la tormenta, lo que sea primero. Dijiste que la ciudad más cercana estaba
a dos horas de aquí pero no está en el mapa y no vi ningún cartel.
Mesera: Ni lo harás, es un lugar bastante rústico, un pueblo chico al que nadie
le interesa y perdimos nuestro cartel de “Bienvenido” en la última
tormenta, apenas y está en el mapa.
Chofer: Ahora que lo mencionas, esta cafetería tampoco estaba en el mapa, lo
encontré más bien como una anotación.
Mesera: Oseaa que lo robaste
Chofer: Pues…
Mesera: No te juzgo, pero si deseas una
mejor guía de viajero- sacó un mapa de su delantal- 15 dólares el mapa y
también marqué a mano la cafetería.
Chofer: ¿Tu mapa es tan especial?
Las luces comenzaron a fallar, parpadeaban y producían luego un extraño
zumbido, como el de moscas pero no había ninguna a la vista.
Chofer: ¿Qué fue eso?
Mesera: Debe ser a causa de la tormenta, me avisaron que esto podría pasar,
tengo suficientes velas detrás del mostrador para pasar aquí la noche.
Chofer: ¿Quién trae velas a su primer día de trabajo?
Mesera: Las dejó el dueño, este lugar tiene instalaciones eléctricas más
antiguas de lo que crees, puedes apostar a que han sobornado al inspector al
menos un par de veces para que no nos clausuren, por fortuna solo viene durante
el día donde usamos “luz natural”.
Chofer: En ese caso, no pediré el desayuno.
Mesera: Solo porque me caes bien te diré, que es la mejor decisión que has
tomado.
Las luces se estabilizaban y volvía a fallar de pronto, una y otra vez por
periodos cada vez más largos hasta que una persona apareció junto a la mesa, el
Chofer se exaltó, pero la mujer logró mantener la calma.
Viejo: ¿Podría llevarme otro café?
Mesera: Con gusto.
Chofer: Así que tú eres el escritor misterioso ¿Por qué no te sientas con
nosotros? Con esta tormenta dudo mucho que puedas ir a alguna parte, en verdad
tengo curiosidad en saber en qué has estado trabajando ahí tan solo.
Viejo: Con crema esta vez- y se va.
Chofer: ¿Qué pasa con él?
Mesera: Nunca dice más de 5 palabras juntas, es muy reservado. Me parece haber
visto su cara en otra parte pero la verdad aquí la gente entra y sale con mucha
facilidad.
El teléfono sonó, era de los antiguos que usaban disco.
Mesera: Al menos las líneas aún funcionan.
Chofer: ¿Quién llama a esta hora?
Mesera: Debe ser mi jefe para asegurarse de que no duermo en el trabajo, los
del turno anterior me advirtieron de esto, si no le contesto tres llamadas en
una misma noche estoy fuera, descuida sabía que esto pasaría- va a un lado de
la barra, descuelga el teléfono y pregunta- ¿Diga? ¿Qué? ¿Cómo conseguiste…?
–bajó la voz, parecía asustada, la charla fue breve y cerró con asco diciendo –
Estás enfermo…- era evidente que tenía miedo, optó por colgar y volvió a la
cocina preparar otro café.
Chofer: ¿Decías algo de las líneas?- bromeó el chofer pero no generó la
reacción esperada.
Mesera: Hay mucha interferencia, pero no era mi jefe- el cambio en su ánimo era
evidente- Esta tormenta está cada vez peor- el teléfono volvió a sonar y del
susto ella dejó caer la taza de café, miró el teléfono incómoda, asustada ¿y si
era su jefe? la verdad era que prefería el despido así que lo dejó sonar y así
fue por un largo rato. El chofer notó su malestar por la llamada y decidió
atenderla el mismo, camino a éste pensó que vería un gesto de alivio en la
mesera pero no lo hubo, solo se paralizó y permaneció observando.
Chofer: Yo tomaré esta- dijo él esperando alguna reacción.
Mujer en el teléfono: Por favor, regresa, por favor- era alguien que él
conocía, pero no lograba recordarla, además había mucha interferencia
Chofer: ¿Quién es?
Mujer: No lo hagas, por favor, por favor- un bebe lloraba en el fondo y en el
fondo logró distinguir los ladridos de un perro, eran fieros y le ponían la
piel de gallina, como si fuese a devorarlos, entonces escuchó como el perro
comenzaba a morder con salvajismo, al oír los gritos de la mujer y el silencio
de bebé comprendió que había pasado y sin darse cuenta colgó.
El chofer volvió a su mesa, ya sin decir nada. Los rayos se escuchaban cada vez
más cerca. Mientras la mesera llevaba el café al Viejo, el chofer volvió a
tomar del suyo, aunque ya estaba frío para entonces.
Mesera: Aquí tiene ¿se le ofrece algo más?- el teléfono empieza a sonar pero ninguno
quiere contestar, la mesera derramó café sobre la mesa del viejo ni bien
escuchó sonar otra vez el teléfono, lo suficiente para que secase con un poco
de calor pero igual dejaría manchas en varias de las hojas.
Viejo: ¿Tienes idea de cuánto me llevó conseguir estos recortes? – estaba
molesto pues era evidente que estaba distraída, ella solo guardó silencio y
cuando estuvo apunto de exigirle una disculpa el teléfono acabó con su
paciencia ¿No vas a contestar?- y sin esperar respuesta se paró de mala gana,
levantó la bocina y colgó de inmediato, para ahorrarse la molestia lo
desconectó- lo restauraré cuando el clima mejore- las luces volvía a fallar,
esta vez durante breves segundos, había alguien más ahí con ellos, pero ninguno
podía verlo, justo detrás de la mesera. El chofer logra verlo, solo por un
instante, luego se sacudió los ojos y aquella silueta ya no estaba.
Chofer: Necesito una cama- dijo agotado, miró a la mesera, estaba incómodo y el
silencio le permitió detectar algo que había estado ignorando, algo que los
rayos lograban opacar, los ladridos de un perro, su perro.
Mesera: ¿No esperas que te traiga una manta o sí?- añadió con un poco de humor,
intentando recuperarse de la llamada pasada.
La puerta terminó por ceder, la lluvia comenzó a entrar y los ladridos eran
mucho más claros ahora, pero no duraron mucho.
Chofer: mi auto- dijo mirando por la ventana- ¡Maldita sea, mi auto!
Las llantas estaban al nivel del suelo, habían roto todas las lunas, la puerta
del piloto estaba abollado como si la hubiesen estrellado contra un camión, el
capo estaba hundido, totalmente deforme y dejaba un rastro de humo, el
parachoques aún estaba colgando, partido en dos. Pese a la lluvia el chofer
salió a buscar a su amigo pero lo que vio le hizo vomitar a un lado de la
puerta, de entre todas las tripas y sangre fue capaz de distinguir lo que había
sido la cabeza de su perro…
La mesera no tardó en llegar, pero cuando quise ver que había dentro del auto
el chofer la detuvo, negó con la cabeza y ambos volvieron al café. El Viejo no
se había movido de su sitio, pero fue capaz de ver lo ocurrido desde la
ventana, cuando entraron no hizo preguntas, ninguno de los dos quería hablar.
El radio se encendió solo y comenzó a captar una señal, a la mesera no parecía
sorprenderle, era un radio viejo y fallaba de vez en cuando, a sus ojos, no era
tan extraño que hiciese eso.
Radio: un voraz incendio arrasó con la vida de hombres, mujeres y niños en la
carretera rumbo sur.
Mesera: eso está cerca de aquí- la radio comenzó a fallar otra vez, nuevamente
se produjo estática, los mensajes no eran del todo claros.
Radio: tras ser capturado el autor de tan horrendo crimen- más interferencia.
Chofer: apágalo- pero en ese mismo momento la señal se volvió clara, no había
estática pero tampoco se oía la voz del locutor.
Radio: Todo arderá- dijo la voz del locutor, las luces volvieron a fallar, esta
vez por más tiempo y un hombre quemado se posó justo detrás del Viejo, el
chofer era el único capaz de moverse o verlo, el hombre quemado le dedica una
sonrisa que le hace revolver el estómago. El teléfono volvió a sonar, la luz
también había vuelto.
Mesera: Creí que habías desconectado esa cosa.
Viejo: Lo está- dijo mirando el cable que colgaba del teléfono.
Chofer: ¿Qué tienes ahí que cuidas tanto?
Viejo: Es mi investigación llevo un tiempo observando este lugar- miró a la
mesera- tu jefe es la cuarta persona a la que traspasan el negocio, a
diferencia de los anteriores, ha durado demasiado en manos de él.
Mesera: ¿Qué quiere decir con que ha durado demasiado en sus manos?
ViejoP: Los otros administradores no tardaron en reportar la desaparición de
algunos trabajadores, son más de 8 personas reportadas como desaparecidas en
los últimos 2 años, pero desde que tu jefe se hizo cargo de este lugar la policía
dejó de recibir llamadas, pero no lo había solucionado, no entendí como lo hizo
hasta que te vi a ti, comprendí como operaba, contrata gente que nadie se
molestaría en buscar.
Mesera: Eso es absurdo, Will puede ser algo tacaño, pero no pondría vidas en
riesgo solo para mantener funcionando esto.
Chofer: Asumamos que es verdad lo que dices ¿Qué es lo que les pasa a estos
“desaparecidos”?
Viejo: Los reportes policíacos fueron archivados, usé mis contactos para
conseguir algunos, solo había un patrón en común, trabajaban en este turno, a
la mañana siguiente encontraron el local totalmente cerrado, puertas y ventanas
con la llave colgando del interior de la puerta principal.
Mesera: Eso es absurdo, no seguiré escuchando esto. Tengo trabajo que hacer,
debo lavar TODO lo del turno anterior.
Chofer: ¿Quieres ayuda ahí atrás?
Mesera: Sé cuidarme sola, soy la única que tiene las llaves de ese lugar, nadie
entra o sale sin que yo lo sepa. Estamos a mitad de la nada, nadie escuchó un
auto acercarse ¿o sí? ¿creen que alguien caminó 120 kilómetros desde el pueblo
hasta aquí?
Viejo: ¿Qué crees que haya pasado con tu auto?
Chofer: Alguien ahí afuera que está causando problemas.
Viejo: si entra lo sabremos, por eso permanecí aquí. Esperaba oír la puerta
trasera, alguna ventana pero lo cierto es que no detecté nada, quien le haya
hecho eso a tu auto sigue ahí afuera.
Mesera: La radio aún funciona, tal vez pueda decirnos más sobre la tormenta- la
máquina de escribir hace ruido como si acabase de eyectar una hoja. El Viejo
fue a recogerla y nota que sus demás hojas no están, toda su investigación se
había perdido.
Viejo:¿Pero qué… – tomó la única hoja que quedaba en la máquina, solo había un
número en ella 113.6.
Chofer: ¿Qué sucede?
Viejo: El artículo en el que he estado trabajando, mis notas, recortes, todo
¡No está!
Mesera: El único momento donde esa máquina ha estado sola fue cuando salimos de
aquí, incluso tú permaneciste dentro ¿acaso no viste nada?
Viejo: No vi a nadie o lo habría detenido – La mesera fue a la puerta para
intentar abrirla, había cerrado antes con llave asustada por lo que le había
pasado al auto del chofer, creyó equivocarse pues ya no funcionaba la que usó
anteriormente y probó con la siguiente.
Chofer: ¿Qué dice esa hoja? Tal vez quien los tomó quiso decirnos algo
Mesera: ¡Maldición!
Chofer: ¿Qué sucede?
Mesera: Las llaves, ninguna abre la puerta.
Chofer: Eso es imposible
Mesera: Es como si hubieran cambiado los cerrojos, ni siquiera entran.
Chofer: ¿Tienes el juego correcto?
Mesera: Son las mismas, hace unos minutos cerré puertas y ventanas con estas
mismas llaves, no me he separado de ellas en toda la noche así que sí, tengo en
puto juego correcto
Chofer: ¿Hay otra forma de salir?
Mesera: Reforzaron puertas y ventanas cuando traspasaron el negocio, además
tenemos barrotes en todos lados, la única forma de abrir es con las llaves.
Chofer: ¿Creo que esa ya no es una opción o sí?
Mesera: Nadie vendrá al menos hasta las 7 de la mañana.
Viejo: Pero ya vino alguien, solo me pregunto si está aquí con nosotros o nos
observa desde fuera.
Chofer: Si dejó una nota entonces debe estar aquí ¿no? ¿Qué dice esa hoja?
Viejo: Solo son números 113.6 ¿Qué crees que signifique? – la radio hizo
estática de pronto, era un llamado, la estática se hacía cada vez más fuerte.
Chofer: Vale la pena intentarlo- cambió la estación de radio, mientras se
acercaba a la estación que buscaba se oían ruidos extraños en las otras,
llantos, gritos, no permaneció en ninguna lo suficiente como para entender
palabras pero en todas había un sonido muy desagradable.
Cuando por fin llegó a la estación 113.6 se escuchó muy leve, un zumbido, como
el de un mosquito que fue en aumento al punto de hacerles sangrar los oídos,
entonces ya no podían moverse, el sonido se había detenido y solo había
silencio, entonces alguien apareció entre ellos, un hombre quemado, la mayor
parte de su cara estaba deforme debido a sus heridas, su ojo izquierdo era
apenas visible, habían huecos en su cabello, la herida más grande de estos
mostraba parte de su cráneo que a su vez exponía una pequeña parte del cerebro.
Su traje era de color negro, algunas partes de su ropa parecían seguir
ardiendo, consumiéndose en distintos puntos dejando un ligero rastro de humo.
Comenzó a caminar alrededor de ellos, ninguno podía verlo pero todos estaban
atentos al radio, incapaces de decir algo, de moverse, les faltaba el aire. La
luz cambió a roja.
Radio: Mi nombre es Abel, es inútil, no pueden moverse, no luchen, en cuanto
termine recuperarán el movimiento, y el aliento, así que les recomiendo
concentrarse en lo último- su voz era grave, como la de un anciano, pero con
bastante malicia, como desquiciado – No intenten abrir puertas ni ventanas, es
más, alejense de ellas lo más posible. Tal vez algunos de ustedes hayan oído
historias de este lugar, hoy enterrarán hasta el mínimo rastro de escepticismo
cuando fuego comience, porque les puedo asegurar, que jamás se detendrá. Este
lugar es una puerta al infierno, no necesito decirles porque están aquí, cada
uno carga un pecado por el que será juzgado hoy. Pero hay una escapatoria,
entre ustedes hay uno que ya no pertenece a este mundo, un muerto que ronda
entre los vivos, nosotros lo conocemos como Errante, un alma que no ha sido
reclamada por el cielo o el infierno. Deben encontrarlo y eliminarlo. Cuando
den las 12 toda dará inicio y luego de dos horas todo arderá. Tres almas de su
pasado volverán esta noche- sacó tres cartas de tarot de su traje y las mostró
a todos, antes de dejarlas sobre la mesa se encargó de presentar cada una- Le Chariot
(El Carro), L’Impréatrice (La Emperatriz), La Maison Dieu (La Torre). Si
ustedes llegaron a este punto significa que lograron seguir adelante, que la
mentira de lo que sucedió en aquel entonces es la única verdad que importa, que
hicieron lo que tenían que hacer para sobrevivir, pero la verdad siempre tiene
dos caras y hoy serán juzgados por aquellos que ayudaron a silenciar. La puerta
se abrirá 3 veces esta noche, encuentren al Errante y habrá una cuarta.
Rio y afuera del local podía ver a gente observándolos, sus ropas están
desgarradas, algunos quemados, otros con heridas mortales aún sangrando pero en
sus rostros no había rastro de dolor o de ninguna otra emisión, no les dejarían
salir.
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