Festival “The Witcher” Día 6

Festival “The Witcher” día 6

Al salir el sol Alaric fue al comedor a desayunar con los retadores restantes, Locke, Víctor y Kael, también conocido como El Monje, y el único en el evento además de Alaric que no parecía humano. Ninguno se dirigía la palabra, parecían muy concentrados y el silencio era mayor aquel día pues al menos la mitad de los sirvientes había abandonado la casa, aquellos que quedaban eran muy pobres como para buscar una vida mejor o demasiado viejos para otra ocupación, quizás algunas por lealtad pero la mayoría se marchó cuando el explorador se perdió en aquella cueva y nadie entró a buscarle. El dinero comenzaba a escasear al haber mandado a comprar sementales de raza a Pegasus que tomarían el lugar de aquellos perdidas en la masacre del tercer día y no era algo que los Maximof pasasen por alto, si bien su guía era un maestro en búsqueda y rescate, sus cinco mejores aprendices habían tomado la misión de hallar al culpable pero todos dejaron de reportarse a solo un día de iniciada su labor, lo aterrador fue al quinto día cuando enviaron de vuelta una mano deforme con una estrella negra tatuada en la muñeca a la cual le habían cosido los dedos, cada uno de una mano diferente, cada uno por cada cazador desaparecido, y dicho sea de paso, lo único que se encontraría de sus cuerpos. Desde luego eso se mantuvo en secreto para que su maestro no saliese de la competencia en un absurdo intento de ir a su rescate pero ya era demasiado tarde, en cada uno de los dedos había una letra y toda la mano formaba la palabra DEATH.

Las cosas empeoraron cuando salieron de la casa, había flechas en las paredes, todas bañadas en sangre dejando hilos de ésta por doquier, la mansión sangraba y el legado Máximof también.

Alaric tomó una de las flechas, la que tuvo más cerca e intentó analizarla. Víctor había llegado y parecía bastante incomodo por las recientes acciones del cazador.

-Si no tienes nada que aportar, lárgate de aquí.
-La madera es resistente y ligera a la vez, se rompe antes de doblarse, la punta de la flecha tiene un acabado especial, como el de un serrucho, para causar más daño al entrar o salir, trabajo de tan buena calidad no puede ser hecho en una fragua como la del pueblo, intentan asemejarse al diseño original y pese a que es un muy buen trabajo, no lo son- no quería sonar arrogante pero no le importaba ser cortés con alguien como él.
-¿Cuál es el diseño original?
-Las flechas piraña de Razor- una ciudad de asesinos y mercenarios, los mejores del continente, o lo que quedaba de él, la comunicación desde la división de Kamino nunca volvió a ser la misma, y las ciudades poco a poco perdieron el contacto entre ellas. Lo último que Alaric había escuchado sobre Razor era que el liderazgo de La Gorgona (culto líder de asesinos) comenzaba tambalearse. Las hermandades eran más respetadas que la guardia real pese a ser superiores en número 50 a 1. Si a una Serpiente (nombre de los integrantes de la Gorgona) se le ordenase matar al rey, no había fuerza en la tierra que se lo impidiese- las flechas que ellos usan son conos en espiral con serrucho. Esta flecha es de sus cazadores ¿no es verdad?

-Será mejor que esto no salga de aquí.
-¿Cuántos sirvientes quedan en esta casa? ¿6, 7?
-¿Eso que importa?
-No hay forma de que restauren esto a tiempo, deberían suspender…
-Cierra la boca, impuro- Alaric se calló, no fue capaz de reaccionar- No creas que no nos dimos cuenta. Alguien como tú jamás entenderá lo que este festival significa para nosotros.
-“Te refieres al pueblo”- Alaric se guardó el comentario y la flecha, se preparó para la siguiente prueba, esta vez era en el pueblo.

La prueba final era un enfrentamiento entre los retadores, siendo solo tres para aquel día estaba claro que lo harían pelear primero contra el Monje en un intento de agotar sus fuerzas y luego los Máximof tendrían el camino libre. Antes de partir al pueblo para el encuentro Alaric se topó con Locke quien parecía estarle buscando, notó que tenía sus cosas listas para marcharse, pero no era el pueblo a donde se dirigía, le mostró una bolsa llena de oro.

-¿Te vas así? ¿sin más? Ni siquiera lo has intentado.
-Este oro me servirá más que la reputación de una fiesta folclórica, además luego de lo que vi en esa cueva estoy seguro de que ya no quiero tener nada vez que con este pueblo. La compañía me necesita para seguir con el show, ya estuve ausente lo suficiente, además tengo entendido que partiremos a un clima más cálido.
-Te echaré de menos.
-¿Por qué no vienen con nosotros? Dividiré mi pago contigo – Alaric estaba a punto de negarse- Pero antes de que me digas que no, piénsalo un poco, viajarás con amigos, disfrutarás de mi maravillosa compañía, conocerás lo que queda del mundo y llevaremos un poco de sonrisas a caras largas como la tuya- realmente creía todo lo que salía de su boca.
-¿Qué lugar podría tener en su show un cazador?- dijo Alaric tratando de dar alguna excusa.
-Eres un gran arquero, de eso estoy seguro, tuvimos a uno de los tuyos en nuestro acto años atrás, incluso más joven que tú.
-¿Qué pasó con él?
-Luego de engañar a la trapecista con la contorsionista, ésta lo empujó a la jaula de los leones- Alaric se quedó mudo- ¡Es broma! No tenemos leones. Siguió su camino, la vida del circo no es para todos, al menos no para siempre- había nostalgia en sus palabras, Siro había sido como un segundo hijo, fue duro verlo partir y veía tanto de él en Alaric, ambos necesitaban sonreirle un poco a la vida.
-Tentador- dijo el cazador- ciertamente lo es, pero no puedo marcharme aún, lo siento, estoy atado a otras cosas, hay alguien a quien debo ayudar.
-Respeto eso, niño, en serio. Ten, por si cambias de idea- le obsequió un mapa con varios puntos señalados- es nuestra ruta para los próximos 2 meses, también señala nuestros cuarteles de invierno.
-Gracias, Locke- dijo con lástima por rechazar su oferta pero en verdad no podía irse, aún no.
-Ve con cuidado, niño- y comenzó a alejarse pero entonces se detuvo- una cosa más, no olvides partir la cara de ese monje engreído…

Al llegar al pueblo y a la área de combate improvisada, Alaric supo que su conclusión había sido la correcta, solo habían dos reglas, la primera era “No interferir en los combates” y “No matar al oponente salvo sea absolutamente necesario”.

El Monje no llevaba ningún arma consigo, dejó sus sandalias a un lado y giró para ver a su oponente. Miró a Alaric a los ojos y se puso en guardia, Alaric preparó sus flechas, Kael fue hacia Alaric y el cazador lanzó dos flechas apuntando directo al pecho, Kael se dejó caer de rodillas, mientras se deslizaba atrapó las flechas con sus manos y con un giro rápido en sus dedos las envió de vuelta, Alaric logró bloquearlas con ayuda de su arco pero Kael seguía acortando distancia, estaba a solo 15 pies de él.  Alaric cambió de estrategia y disparó tres flechas de forma secuencial abajo, en medio y arriba, por reflejo Kael saltó para esquivarlas y Alaric trató de interceptarlo usando su espada, iba a cortarlo a la mitad pero Kael usó su pie derecho para detener el brazo de Alaric y evitar que la espada se acerque, al caer al suelo el  Alaric se paró al instante pero Kael había caído de pie y comenzó su contraataque. Alaric sacó una daga e intentó defenderse pero Kael logró arrebatársela y con ella cortó la cuerda del arco usado por Alaric, luego le dio una patada en el estómago, otra en el pecho y otra en el rostro que lo lanzó unos metros hacia atrás “Muy lento” dijo Kael, pero antes de que Alaric tocase el suelo el Monje lo interceptó con una patada tan fuerte su expulsó sangre de la boca y antes de salir disparado Kael lo sujetó de la túnica y atrajo nuevamente hacia él recibiéndolo con un gancho izquierdo, luego lo estrelló contra el suelo y comenzó a golpearle una y otra vez, entonces todo se tornó oscuro…

-¿Te encuentras bien?- era Selina, podía oír su voz en su cabeza y por un momento el dolor se había ido pero todo era oscuridad, aun con los ojos abiertos no podía ver nada, estaba recostado al parecer con la cabeza en sus piernas mientras ella le limpiaba el rostro con alguna tela.
-Es muy rápido, ni si quiera mis flecas pueden alcanzarle… no sé cómo podría derrotar a alguien como él… ¿realmente es humano?… ¿Por qué?… nunca me habían derrotado así…
-Los monjes de su dinastía usan su fuerza interior, su fuerza vital, es por ello que su tiempo de vida es menor al de un humano promedio.
-¿Entonces por qué usarla? ¿Vale la pena acortar tu propia vida por una victoria?
-Tal vez lo que ellos se preguntan si vale la pena vivir ocultando lo que eres.

Podía sentir su aliento cada vez más cerca pero también sintió como un gota cayó en su frente ¿lloraba? Alaric sujetó su mejilla, con sus dedos quitó la lágrima que había en ésta y la atrajo hacia él “Gana” suplicó ella, cerrando la promesa con un beso…

Cuando recuperó el conocimiento Kael se estaba alejando del cazador, lo cual le dio suficiente tiempo para ponerse de pie.

-Ríndete o…- pero no logró terminar la frase, le extrañó la conducta de Alaric, dejó caer sus armas, arco, dagas, flechas quedando solo con una espada de madera- ¿Es en serio?
-No voy a perder- dijo Alaric.
-Como quieras- Kael fue contra el cazador, dio una patada justo en el estómago y Alaric logró bloquearla con la espada sin problemas, Kael se agachó e intentó conectar una patada baja pero Alaric saltó por encima dejando a ambos dándose la espalda, giraron al mismo tiempo y Kael comenzó su ataque, golpeas, patadas, ganchos, pese a que Alaric solo tenía un arma logró bloquear todos sus ataques, al ver que su táctica ya no funcionaba el monje hizo una pausa- Imposible ¿Cómo puedes moverte a esa velocidad?
-Esta espada fue hecha por mis ancestros, los elfos del bosque, está hecha de roble blanco, tiene una fuerte conexión con la naturaleza y lo que me rodea, puedo sentir tus movimientos casi como si fueran míos- lo que no mencionó era que su cicatriz comenzaba a arder y adquirían lentamente un tono brillante, mas no era solo poder lo que transmitía, sino dolor, aquello bloqueaba su conexión mitad elfo o al menos hacía más difícil acceder a ésta.
-Necesitarás más que un palo viejo para derrotarme- los movimientos de Kael se tornaron más agresivos, sin darse cuenta de que eso lo volvía más predecible; sin embargo, Alaric no podía ganar solo bloqueando sus golpes de Kael y hacerse cada vez más fuertes era solo cuestión de tiempo para que rompiese su espada o su brazo cediera.

-¿Qué sucede? Hasta hace unos instantes no podías dejar con conectar un golpe y ahora hasta parecer ir más lento- no era así, pero al percibir la violencia de sus ataques el bloquearlos había dejado de ser un reto.

-No dejaré que un impuro como tú gane- los golpes seguían, aunque Alaric los bloqueaba estos comenzaron a hacerle retroceder por la fuerza de los mismos- Yo vengo de una dinastía guerrera. La Hermandad, mi pueblo, es una estirpe Inmortal- Karel preparó un golpe concentrando toda su fuerza y arremetió contra Alaric, éste lo retuvo con su espada por un segundo luego se giró a toda velocidad sobre su eje, dejando que Kael siga de largo y al no controlar su fuerza, Alaric acertó un golpe de lleno en su espalda.

-El mío también- luego hubo silencio, nadie entendía o más bien no asimilaban la victoria de Alaric. En ese instante Kael había perdido el conocimiento y la pelea.

Alguien entre el público comentó a aplaudir y no tardaron en unírsele, lo había logrado pero queda un oponente por derribar o eso pensaba él pero la pelea fue pospuesta hasta la mañana siguiente, en circunstancias normales alguien que hubiese recibido el mismo daño que Alaric necesitaría al menos una semana para estar en óptimas condiciones pero al ser un semielfo una noche podría marcar la diferencia lo suficiente, creyó que ese había sido el fin de sus preocupaciones pero había algo más, la espada intentaba hablarle, latía, pero no podía entender que estaba pasando o el precio que sus acciones tendrían a futuro, la cicatriz volvió a la normalidad y el dolor comenzó a bajar gradualmente.

Estaba listo para regresar a la mansión; sin embargo le notificaron que debía pasar la noche en el pueblo mientras se hacían los arreglos finales del último día y que tanto ruido seguramente no le dejaría dormir. Ya habían preparado una habitación en el pueblo para él, bastante mejor a donde pasó su primera noche pero no era la mansión Maximof. Al llegar dijeron que enviarían a alguien a tratar sus heridas, él no lo creyó necesario pero el posadero insistió. Los golpes que recibió no eran letales, pero vaya que dolieron hasta el punto que casi deseó que lo fueran. Tenía el ojo derecho hinchado, demasiado sin mencionar la sangre que parecía salir de éste, en ese momento no le pareció tan mala idea recibir asistencia médica. Alguien tocó la puerta.

-Entre- dijo mientras se atendía sus propias heridas, era Selina quien llevaba este vestido blanco que tanto la caracterizaba y una bolsa de papel con algunas hierbas que sobresalían de ella- De todas las personas en el pueblo…
-Soy la más preparada – dijo ella mientras dejaba algunas hierbas en la mesa y comenzaba a molerlas, no olían muy bien pero Alaric reconoció todos los aromas. Eran hierbas de lo más exóticas y su valor monetario podía pagar una semana de cuidados médicos que no tendrían el mismo efecto de sanación- Tranquilo, te pondrás bien- comenzó a mojar un trapo blanco con algunos aceites que tenía consigo y  lo aplicó sobre algunos moretones que tenía, su aroma era relajante, se sintió adormecido y la voz de ella iba acompañada de un pequeño eco- cuando terminó con su torso solo quedaba una cosa, su ojo -Ahora voy a…- miró el ojo derecho del cazador por debajo de la venda provisional que él se había puesto, y entonces silencio y solo silencio, como si imaginase diferentes tratamientos y el resultados de cada uno- voy a colocarte un ungüento, deberás cuidar los vendajes, mantenerlos limpios, una infección podría costarte la vista.
-Solo haz lo que puedas- dijo con resignación, sentía su toque pero nada más, no había dolor, ya no podía ver con ese ojo, el daño había sido grave.
-Me llevará un tiempo tener todo listo así que… podríamos conversar un rato.
-Está bien, a decir verdad siento curiosidad en saber cómo llegaste aquí. No tienes semejanza con nadie más en este pueblo y tienes unos ojos con una mirada que detienen mi corazón- nunca le había dicho cuanto le gustaban sus ojos pero no tuvo la reacción esperada.
-Yo siempre los he odiado…- pero había más pena que coraje en su voz, era el dolor el que hablaba- lo heredé de mi madre… han sido una maldición.
-¿Tu madre?- era doloroso saber que ella pensaba de esa forma.
-Mi verdadera madre. Creo que es hora de contarte quienes fueron mi familia. Todo comenzó con la cueva de los espectros, ha sido una fuente natural de energía siglos antes de su descubrimiento. Aunque muchos creen que es un portal, es más un ancla, las almas que vagan en ella son solo aquellos que no pudieron cruzar al otro lado. Mi familia vino de muy lejos para investigar más acerca de ella, mi madre creía que si tenía el poder suficiente para mantener las almas aquí entonces tal vez podría llamarlas de vuelta. Mi familia se instaló a las afueras del pueblo para mantener esto en secreto, aunque no logramos muchos avances si captamos la atención de sus habitantes, fue cuando lo Máximof entraron a nuestra vida. A diferencia de los otros, a Sir Ulric, solo estaba interesado en la hija menor de los Moonligth, mi madre. En aquel entonces solo debía ser un poco mayor que yo pero ya era madre de tres hijos…-hizo una pausa- no es lo que crees, ella decidió adoptar a esos trillizos por voluntad propia, jamás entendieron que la llevo a hacerlo, era como si supiera el roll que tendrían en el futuro. Ulric le mostró un mundo nuevo y mucho más grande de lo que ella podía imaginar, festivales, bailes, música, una cena con velas, una caminata con un cielo estrellado, él a su manera sacó a la luz un lado muy humano que, me atrevería a decir, le fue negado. Mi madre y Ulric se volvieron muy cercanos y todo parecía ir bien pero Ulric estaba comprometido, y mi madre llegó a confundir su amistad con algo más. Ella intentó ganar su corazón en todas las formas posibles y una noche antes de su matrimonio finalmente la hizo suya en esa cueva.
-Tú fuiste el fruto de esa noche “Entonces, el bebé en esa cueva eras tú”
-Pudo ser esa o alguna de las que siguieron, ciertamente eso nunca me importó pero a Ulric sí, una noche intentó matarme, Kael era apenas un niño en aquel entonces pero fue él quien me salvó y me llevó a mi nueva familia, mis hermanos por otro lado no lograron ir lejos, solo espero algún día sus almas logren salir de ahí.

Por algún motivo Alaric tenía miedo de Selina, no sabía por que, una parte de él deseaba besarla y la otra le decía que saliese de ahí cuanto antes.

-Hay algo que debes saber de mí, con excepción de esos tres pequeños, mi madre y toda su familia eran banshees.
-Te refieres a que pueden ver…
-La muerte de los otros- cortó ella- mi madre cambió el destino de aquellos niños desde el instante que quiso adoptarlos.
-Entonces tú me ayudaste porque viste…
-Yo no nací con ese don, pero no es la razón por la que el pueblo me trata de esa forma, me temen. Aprendí medicina porque pensé que sería una forma de ganarme la simpatía de esta gente, pero todos me echaban a la calle casi nadie deja que le ponga un dedo encima y aquellos que sí, suelen ser personas que ni un médico se atrevería a tocar. A veces me pregunto si eso fue lo que mi madre vio cuando nací. Al morir mi madre las demás Banshees decidieron abandonar el pueblo, son criaturas reservadas, incapaces de ver su propia muerte pero viven rodeadas de gente cuyo destino conocen, supongo que el destino de mi madre era cuestión de tiempo y prefirieron dejarme atrás antes de ver que me aguardaba.
-¿Fue así como llegaste a la hermandad de Kara?

Para ese punto Selina ya había tratado el ojo de Alaric, luego lo cubrió con un vendaje, pidiendo que no lo removiese por al menos 24 horas, que el ungüento actuaba rápido pero necesitaba permanece cerrado, luego debía cambiar los vendejas una vez al día por los próximos 3 días hasta sanar. Al notar la evasiva por parte de Selina, Alaric estuvo por dejar de lado la pregunta, era como si algo le impidiese hablar, como si el resto estuviese contenido, una marea de recuerdos negros chocando sin piedad en su mente, pidiendo salir, y si él estaba ahí para escucharla ¿Qué tan malo podría ser? pensó ella.

-Kael me llevó con Claudia, una mujer que ayudaba en la Catedral de vez en cuando, fue así como la conoció. La única madre que he conocido, su primer esposo había fallecido años atrás dejando a 3 herederos, su nuevo matrimonio no podía tener hijos, cosas de la edad, así que ambos estuvieron de acuerdo en adoptarme- había una mezcla de sentimientos en Selina, felicidad, nostalgia, a la vez dolor, y un sentimiento que con dificultad Alaric logró identificar, traición- Vivir con ellos fue lo mejor que podría haberme pasado, tenía hermanos con quienes jugar, una madre que cuidaba de mí,

-¿Qué hay de tu padre?

-Fue reclutado por la gente equivocada… Todo comenzó en el año de la caída de Kamino, los hechiceros dejaron de ser aliados y pasaron a ser un blanco, la Santa Inquisición no tenía suficientes hombres tras la caída así que comenzó a reclutar gente de todos los pueblos, sus requisitos fueron puesta abajo a medida que no lograban recuperarse a tiempo, así fue como los Máximof se unieron a ellos, junto con mi padre. Antes de ellos no había forma de que alguien como Ulric le dirigiese la palabra a un hombre como mi padre, pero ya juntos en una misma hermandad la cosa cambió, se forjó una amistad entre ellos. Él le contó acerca de su familia y como habían llegado aquí desde Pegasus, quería comenzar un negocio de caballos. Mi padre, no teniendo nada de que más estar orgulloso, le habló de su familia, nosotros, de mí, cuando le contó de mi adopción fue solo cuestión de tiempo para que fuese a nuestra casa a conocernos. Solo quería saber si era yo, supongo que logró reconocerme por el parecido a mi madre- color de cabello y sobre todo, sus ojos- esa noche se mezclo con los demás, era parte de la familia, podía pasar por un tío de tierras exóticas visitando a su familia, jugó a las escondidas conmigo y mis hermanos, aguardó. Volvió a la noche siguiente y la siguiente a esa, volver a casa a cenar se había vuelto parte de su rutina, siempre y cuando el deber se lo permitiera a ambos, al parecer no tenía prisa por volver a casa. Al ser nosotros una familia humilde no tenía reparos en llevar algo para cocinar, venado, cerdo, pavo, conejos, fruta fresca, galleras, chocolates, ciertamente nunca habíamos comido tan bien, la cena eran risas seguido de historias junto al fuego. Pero sin importar cuan hermosa sea una mentira, la verdad siempre saldrá a flote. Él notó algo que mi padre no, las historias de su trabajo, las que que hablaban de hechiceros, comenzaban a poner incómoda a mi madre, nosotros éramos niños, en aquel entonces para nosotros solo era la emoción de una cacería, solo un juego, pero para mi madre, era cuestión de vida o muerte, sus emociones y gestos, por sutiles que fueron, no tardaron en delatarla. Mi madre y otras familias del pueblo habían decidido mantener un bajo perfil, ocultar lo que eran y llevar una vida normal. Lo que no sabían era que Máximof los habías estado rastreando desde hacía meses, llevó a los demás miembros de la Santa Inquisición a la cueva, nadie sabe que fue lo que vieron esa noche pero el horror fue tal que se convencieron a sí mismos de que los brujos eran los responsables de tal calamidad, esa misma noche perdí a mi familia, a manos de mi padre quien se quitó la vida poco después y nuevamente encontraron el modo de hacer responsable a mi familia… los demás tardaron poco en seguirlo, de los nombrados por la inquisición durante ese año, solo Lord Maximof logró aferrarse a la vida, hoy él y toda su familia son famosos por haber acabado con un clan de brujas antes de que acabasen con el pueblo, pero la verdad es…- su voz se quebraba, no podía decirlo, debía armarse de valor para por fin dejarlo salir.
-¿Qué pasó con el aquelarre? ¿Qué hay de la maldición en la cueva?- tuvo miedo de preguntar, pero lo hizo, Selina no decía nada, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos e incluso entonces su mirada era sublime.
-¡Nunca hubo un aquelarre! Eran mi familia y amigos, gente que quería huir de una guerra que no comenzaron. La cueva nunca dejó ir a mi madre ni a mis hermanos, sus almas están atadas a ella, su ira y tormento la volvieron lo que es ahora ¡Un poder majestuoso lleno de odio! – Alaric solo atinó a abrazarla, nunca habían tenido contacto tan íntimo por tanto tiempo, se sintió raro pues Selina no se movía y cuando empezó soltarle ella no tardó en corresponder el abrazo y lloró, sin importar cuan madura se portase en ocasiones, esa noche, por primera vez en años, lloró como una niña en brazos de su padre.

Mientras que fuera de su habitación, una gata mira muy celosamente la puerta, aguardando, fiel a su juramento, cuidaría de Selina en lugar de su madre pero más importante: nunca olvidaría lo que ese lugar le había hecho a ambas. Le partió el corazón hacerla entrar en la cueva por primera vez, era la única forma que en la que Selinia podía conocer la verdad, aunque en el proceso casi la mata fue suficiente para despertar sus poderes.

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